Certificación ESG: demostrar la sostenibilidad con credibilidad
Volver a la página de GlosarioLa certificación ESG ofrece a los inversores, clientes y reguladores la confianza de que una empresa está haciendo su trabajo, ya sea reducir las emisiones, garantizar prácticas laborales justas o mejorar la transparencia corporativa.
Los gobiernos están endureciendo las normativas, mientras que los inversores exigen cada vez más que se demuestre la existencia de compromisos en materia de sostenibilidad, de modo que la certificación ESG se está convirtiendo en una necesidad. Con políticas como la Directiva de presentación de información sobre sostenibilidad por parte de las empresas (CSRD) de la UE, que exige la presentación de información auditada sobre cuestiones ESG, cada vez más empresas recurren a la certificación para garantizar el cumplimiento normativo y evitar sanciones. La verificación ESG está pasando de ser una iniciativa voluntaria a convertirse en un requisito estratégico, sobre todo para las empresas que operan en regiones con leyes estrictas en materia de sostenibilidad.
¿Qué es la certificación ESG?
La certificación ESG es una forma de que las organizaciones demuestren que se toman en serio las prácticas responsables y de sostenibilidad y se comprometen a cumplirlas. A grandes rasgos, se trata de un sello de aprobación de terceros que reconoce formalmente que una organización opera de forma sostenible y ética, lo que va más allá de las afirmaciones autodeclaradas. La certificación se basa en criterios específicos e implica una auditoría externa, lo que aumenta su credibilidad ante los inversores, clientes y reguladores.
Además de la credibilidad, la certificación puede favorecer el cumplimiento de normativas en materia de sostenibilidad y requisitos de presentación de reportes. Puesto que los gobiernos e inversores examinan cada vez más de cerca las declaraciones ESG, la certificación puede servir como prueba de que una empresa cumple los estándares legales o del sector.
Qué abarca la certificación ESG
No todas las certificaciones ESG son iguales. Algunas siguen un enfoque más generalizado en el que se evalúan desde la huella de carbono hasta las políticas de diversidad. Otras se centran en un único aspecto, como el impacto climático, el abastecimiento ético o la gobernanza corporativa. Estos son algunos de los ejemplos más conocidos:
- ISO 14001, que se centra en la gestión medioambiental
- Certificación B Corp, que abarca factores sociales y medioambientales
- Certificación LEED para edificios sostenibles y eficiencia energética
- Certificación de comercio justo para salarios justos y abastecimiento ético
La elección de la certificación adecuada depende de lo que cada organización quiera demostrar y de a quién tenga que demostrárselo.
Certificación ESG frente a reportes ESG
La certificación ESG y los reportes ESG no son lo mismo. Los marcos de reportes, como la Global Reporting Initiative (GRI) o las normas de Sustainability Accounting Standards Board (SASB), ayudan a las empresas a informar sobre sus iniciativas en materia de sostenibilidad, pero no las certifican. La certificación requiere una revisión independiente, por lo que tiene más peso.
Dicho esto, las diferencias dejan de estar tan claras. Muchos programas de certificación incluyen ahora requisitos de reportes, y las nuevas normativas están obligando a las empresas a estandarizar la información sobre sostenibilidad.
Comparación de las principales certificaciones ESG
Existen muchos tipos de certificaciones ESG, y cada uno presenta objetivos, alcances y una credibilidad diferentes. Algunos se centran en el impacto medioambiental; otros, en las prácticas laborales o la gobernanza corporativa, y unos pocos abarcan los tres pilares ESG. La elección de la certificación adecuada depende del sector, las prioridades de sostenibilidad y las expectativas de las partes interesadas. A continuación, presentamos algunos ejemplos de las principales certificaciones ESG y lo que ofrecen.
Certificaciones medioambientales
ISO 14001: este estándar internacional ayuda a las organizaciones a crear un Sistema de Gestión Medioambiental (EMS) para minimizar los residuos, reducir las emisiones y cumplir las normativas. Goza de amplio reconocimiento y a menudo se exige en las cadenas de suministro, lo que le confiere una gran utilidad para las empresas que quieren demostrar su responsabilidad medioambiental. Como esta certificación puede requerir muchos recursos, suelen solicitarla las organizaciones más grandes con programas de sostenibilidad bien desarrollados.
LEED (Leadership in Energy and Environmental Design): certificación para edificios ecológicos que evalúa la eficiencia energética, el uso del agua y los materiales sostenibles. Es la norma de oro para la construcción sostenible y la gestión de instalaciones, pero no abarca las operaciones empresariales más amplias, como la sostenibilidad de la cadena de suministro o las prácticas laborales. Muchas empresas utilizan LEED como certificación secundaria para demostrar la sostenibilidad de sus edificios mientras tratan de obtener otras certificaciones ESG para operaciones generales.
Certificaciones sociales
SA8000: una certificación centrada en las condiciones del lugar de trabajo, que garantiza salarios justos, entornos laborales seguros y la ausencia de trabajo forzoso o infantil. Resulta especialmente relevante para el sector de la fabricación, el textil y otros sectores con cadenas de suministro complejas. La norma SA8000 tiene un gran prestigio por demostrar la existencia de prácticas laborales éticas, y a menudo es un requisito impuesto por los compradores multinacionales que se abastecen en regiones con mayores riesgos laborales.
Certificación de comercio justo: esta etiqueta cuenta con un amplio reconocimiento en los sectores alimentario, agrícola y de materias primas, y garantiza que los productores y agricultores reciben una remuneración justa y trabajan en condiciones seguras. Es específica para un producto y suele utilizarse en sectores como el del café, el cacao y la confección para indicar un abastecimiento ético. Aunque goza de gran credibilidad social, sus normas medioambientales varían según el organismo de certificación.
Certificaciones de gobernanza
ISO 37001: una certificación para sistemas de gestión antisoborno que ayuda a las empresas a evitar y detectar la corrupción. Es especialmente importante para las empresas de sectores de alto riesgo, como la construcción, las finanzas y la contratación pública. Aunque aumenta la credibilidad de la gobernanza, no tiene en cuenta factores medioambientales o sociales más amplios.
ESGmark® y sellos ESG personalizados: certificaciones emergentes que evalúan la gobernanza, la transparencia y las prácticas éticas. Suelen ser voluntarias y su credibilidad varía. Aunque pueden aportar valor a la hora de comunicar prácticas empresariales responsables, están menos consolidadas que otros marcos reconocidos a escala mundial como ISO o B Corp.
Cómo respalda la certificación ESG el cumplimiento normativo
La certificación ESG no solo tiene que ver con la sostenibilidad, sino que cada vez está más vinculada al cumplimiento de la legislación y las normativas. Muchas certificaciones se ajustan a las normativas gubernamentales, las leyes de la cadena de suministro y los marcos de reportes, lo que las convierte en herramientas valiosas para cumplir las obligaciones ESG.
Alineación con la legislación y las normativas
La mayoría de las certificaciones ESG incorpora requisitos legales en sus criterios. Esto quiere decir que las empresas que consiguen la certificación también demuestran el cumplimiento de las leyes medioambientales, los estándares laborales y las normativas de gobernanza pertinentes.
Por ejemplo, las certificaciones anticorrupción y de derechos laborales suelen exigir a las empresas el cumplimiento de leyes antisoborno y normas de seguridad en el lugar de trabajo, así como la prohibición del trabajo forzoso. El proceso de certificación viene a ser una auditoría secundaria en la que se verifica que una empresa cumple o supera las expectativas legales. En el caso de las organizaciones que operan en varias regiones, esto puede ayudarlas a desenvolverse en entornos normativos complejos al garantizar el cumplimiento de los estándares ESG internacionales.
Facilitar la presentación de reportes normativos
Los gobiernos de todo el mundo están endureciendo los requisitos de los reportes sobre cuestiones ESG, lo que confiere una mayor importancia a la obtención de una verificación independiente. Las certificaciones ESG a menudo exigen que las empresas recopilen datos de sostenibilidad, hagan un seguimiento de las emisiones y apliquen controles, esto es, muchos de los pasos necesarios para cumplir las normativas.
Por ejemplo, una certificación de carbono puede exigir a las empresas que controlen las emisiones de gases de efecto invernadero, lo cual se ajusta a los requisitos de las normas obligatorias de presentación de reportes sobre el carbono o las normativas climáticas nacionales. De esta forma, se reduce la duplicación de esfuerzos, ya que los datos y procesos establecidos para la certificación pueden contribuir directamente a las obligaciones legales de presentación de reportes y simplificar así el cumplimiento.
Transparencia mediante la verificación por parte de terceros
A medida que los reguladores toman medidas contra el lavado de imagen verde, las declaraciones ESG sin verificar se enfrentan a un mayor escrutinio. La Directiva sobre Alegaciones Ecológicas propuesta por la UE exigirá en breve que las alegaciones en materia de sostenibilidad de las empresas se verifiquen de forma independiente para evitar el marketing engañoso.
La certificación ESG ayuda a las empresas a seguir el ritmo a estas normativas, ya que les brinda una validación por parte de terceros de sus iniciativas de sostenibilidad. Las auditorías de certificación verifican el desempeño medioambiental y social, lo que puede servir como prueba del cumplimiento de leyes como la CSRD, que exige a las empresas la obtención de una verificación externa de la información ESG que presentan. Disponer de una certificación reconocida puede reducir la carga que supone cumplir estos requisitos de verificación.
Pasos, retos y expectativas del proceso de certificación
Obtener la certificación ESG es algo más que marcar las casillas correctas. Se trata de un proceso estructurado que exige a las organizaciones una evaluación exhaustiva de sus prácticas de sostenibilidad, la aplicación de mejoras y la superación de una auditoría independiente. La certificación acredita que una organización sigue estándares ESG reconocidos, lo que facilita la demostración de los compromisos de sostenibilidad a inversores, reguladores y clientes.
El proceso es riguroso y varía según la certificación, pero suele estar formado por cinco fases principales. Cada paso requiere la participación de varios departamentos, una documentación clara y, en la mayoría de los casos, una revisión externa. Estos son los requisitos para obtener la certificación ESG.
Paso 1: evaluación y análisis de carencias
Antes de solicitar la certificación, las empresas deben evaluar sus prácticas ESG actuales. Esta etapa les ayuda a identificar carencias en las políticas existentes de conformidad con los requisitos de la certificación.
- Muchas empresas empiezan con una auditoría interna de las cuestiones ESG o una herramienta de evaluación proporcionada por el organismo de certificación.
- Por ejemplo, las empresas que aspiran a la certificación B Corp utilizan la Evaluación de impacto B, que evalúa la gobernanza, las prácticas laborales, el compromiso con la comunidad y el impacto medioambiental.
- Las empresas que tratan de obtener la ISO 14001 comienzan con una revisión medioambiental para evaluar el cumplimiento de las normativas y las buenas prácticas en materia de sostenibilidad.
El objetivo de esta fase es establecer una referencia e identificar las áreas de mejora. Los resultados suelen dar lugar a un informe de análisis de carencias en el que se expone lo que hay que cambiar antes de solicitar la certificación.
Paso 2: implementación de las mejoras ESG
Una vez concluida la evaluación, la organización debe aplicar los cambios necesarios para ajustarse a los estándares de la certificación. Esta suele ser la fase que requiere más tiempo y recursos.
- Es posible que las organizaciones tengan que actualizar o incorporar políticas, como un código de conducta de los proveedores o una política de diversidad e inclusión.
- Las certificaciones medioambientales pueden exigir mejoras en las instalaciones, como la instalación de equipos eficientes desde el punto de vista energético o la reducción de las emisiones.
- A menudo, las organizaciones tienen que formar a los empleados sobre las políticas ESG para asegurarse de que estos comprenden y aplican las buenas prácticas.
- Algunas organizaciones invierten en tecnología para mejorar el seguimiento de la sostenibilidad, como software de control de emisiones o herramientas de transparencia de la cadena de suministro.
Este paso conlleva la participación de numerosos departamentos, como los equipos de sostenibilidad, RR. HH., cumplimiento normativo, operaciones y finanzas. A menudo, las organizaciones realizan comprobaciones periódicas o recurren a consultores externos para no desviarse del plan.
[H3] Paso 3: documentación y recopilación de pruebas
La certificación ESG exige la aportación de pruebas. Las empresas deben recopilar y organizar documentos para demostrar que cumplen los requisitos de la certificación:
- Políticas y procedimientos escritos (p. ej., políticas anticorrupción o auditorías de proveedores).
- Registros operativos (p. ej., registros de eliminación de residuos, informes de consumo de agua o medidas de eficiencia energética).
- Datos sobre el cumplimiento de la normativa laboral y de RR. HH. (p. ej., registros de formación de los empleados, documentación sobre salario justo o informes sobre diversidad).
- Informes de auditoría de inspecciones anteriores o revisiones internas de sostenibilidad.
Muchas empresas centralizan su documentación ESG en un repositorio digital o actualizan los sistemas informáticos para agilizar el seguimiento del cumplimiento. Disponer de registros bien organizados y de fácil acceso puede agilizar el proceso de certificación y reducir el estrés de las auditorías.
Paso 4: auditoría y verificación por parte de terceros
Una vez establecidas las políticas y preparada la documentación, las empresas deben someterse a una auditoría formal por parte de un organismo de certificación independiente. La complejidad de la auditoría depende de la certificación, pero suele incluir lo siguiente:
- Revisión de los documentos presentados para confirmar que las políticas y prácticas se ajustan a los estándares ESG.
- Visitas presenciales o auditorías a distancia en las que los auditores evalúan la aplicación en el mundo real.
- Entrevistas a empleados y partes interesadas para confirmar la aplicación práctica de las iniciativas ESG.
Los auditores comprueban que los compromisos ESG no son meras políticas escritas, sino que se aplican activamente. Por ejemplo, pueden entrevistar a los trabajadores para confirmar que es cierto que se aplican políticas laborales justas. Si el auditor encuentra no conformidades, se abre un plazo para que la empresa las solucione antes de concederle la certificación. Algunas certificaciones, como la certificación ESG de SGS, requieren una auditoría inicial seguida de auditorías de vigilancia periódicas en años posteriores.
Paso 5: certificación y recertificación
Una vez que la empresa supera la auditoría, se le concede la certificación ESG, normalmente junto con un informe detallado o ficha de evaluación donde se destacan sus resultados. En este momento, las empresas suelen hacer lo siguiente:
- Anunciar el logro internamente para implicar a la plantilla y reforzar la cultura ESG.
- Publicar notas de prensa y actualizar los sitios web para comunicar la certificación a inversores, clientes y socios.
- Utilizar el sello de certificación en materiales de marketing, envases de productos o informes anuales.
Muchos organismos de certificación también incluyen a las empresas certificadas en directorios públicos, lo que permite a las partes interesadas verificar de forma independiente sus credenciales ESG. Sin embargo, es importante comunicar la certificación de forma responsable, ya que si una empresa exagera sus logros, se la puede acusar de practicar el lavado de imagen verde.
La mayoría de las certificaciones ESG exige un cumplimiento continuo y una recertificación periódica. Esto significa que las empresas deben hacer un seguimiento constante de su desempeño ESG y prepararse para futuras auditorías. Por ejemplo, la norma ISO 14001 exige auditorías internas anuales y una recertificación externa cada pocos años, mientras que la certificación B Corp debe renovarse cada tres años.